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Arquitectos: Batlleiroig
- Área: 4300 m²
- Año: 2005
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Fotografías:José Hevia
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El distrito de Ciutat Vella, uno de los más poblados de Barcelona, 111.290 habitantes, está en búsqueda permanente de zonas libres para satisfacer sus necesidades dotacionales. Su gran compacidad edificatoria, es el tercero en densidad de Barcelona con 24.786 hab/km2, así como las preexistencias históricas de su subsuelo hacen que la posibilidad de encontrar solares aptos para equipamientos, requiera a veces de un despliegue de ingeniería urbanística, impensable en otros sectores de la ciudad. Uno de los equipamientos de los que el distrito era deficitario era de un polideportivo de aproximadamente 4.500m2 que reuniera en sus instalaciones una cancha de baloncesto cubierta reglamentaria, una cancha polideportiva exterior, una piscina cubierta, una piscina al aire libre, un gimnasio divisible en varias salas y los vestuarios y servicios correspondientes.
En el marco general de la revisión del Plan Director del Parque de la Ciudadela, integrado en el distrito de Ciutat Vella se decidió destinar un área significativa a la ubicación de un equipamiento deportivo que substituyera y mejorara un conjunto de pistas al aire libre de gran éxito ciudadano, que se encontraban junto a la entrada al parque desde el Paseo del Marqués de la Argentera.
El solar escogido para situar el equipamiento se alinea con el conjunto de edificios que constituyen la fachada del parque de la Ciudadela hacia el Paseo Picasso: El antiguo restaurante de la Exposición Universal de 1888, actual Museo de Zoología, obra de Lluís Domènech i Montaner; el Hivernacle, de Josep Amargós i Samaranch; el museo de Geología y Ciencias Naturales de Antoni Rovira i Trias y por último el Umbracle, de Josep Fontseré i Mestres. El proyecto original del Parque de la Ciudadela redactado en 1873 por el mismo Fontseré, ya contemplaba la construcción de un edificio más, junto a la Puerta de Marqués de la Argentera completando el encadenado de edificios que cierran el parque por el lado de Ciutat Vella. La propuesta afecta a una superficie en planta aproximada de 750m2. Su cercanía al aviario obligó a remodelar el conjunto de jaulas y re proponer su ubicación (ver proyecto Jaulas para Guacamayos en el Zoo de Barcelona).
Nuestro proyecto busca asimilar la escala del polideportivo a la de los otros edificios del Parque, procurando reordenar el programa para ocupar el mínimo de suelo posible y a la vez no elevarse por encima de los otros edificios. Para ello los usos principales, pista deportiva, piscina y vestuarios se sitúan en una planta enterrada unos 3.5 metros por debajo del nivel del parque. En la planta baja, a cota de calle, se sitúa el vestíbulo general y el control de entrada para las plantas restringidas a usuarios. Asimismo, desde ella y de forma abierta se puede acceder a las gradas de la pista deportiva y permite una conexión a través del edificio entre el paseo Picasso y el Parque de la Ciudadela, tal y como ocurre en el Hivernacle. La planta primera la ocupan las salas polivalentes de gimnasia y fitness y la planta segunda concentra el resto del programa que requiere este tipo de equipamiento (centro médico, instalaciones etc.) además de incorporar una piscina exterior, con sus correspondientes servicios. Esta organización en altura aprovecha la diferencia de gálibo entre el polideportivo y la piscina para escalonar el edificio y por tanto disminuir la altura general a unos 14 metros, que resulta considerablemente inferior a la de los edificios de su entorno e incluso más baja que la del arbolado circundante.
Durante la redacción del anteproyecto se localizaron en el solar, mediante catas e infografías, a 5 metros de profundidad respecto al nivel del parque, restos de los muros de la antigua Ciudadela erigida por Felipe V en 1714. Su calidad arquitectónica y su valor arqueológico nos hicieron adaptar el proyecto a la forma de los muros y proporcionarles la posibilidad de hacerlos visibles y visitables, al menos en la zona de la piscina. Su traza delimita y separa la zona agua lúdica de la zona de la piscina, protegiendo la ruina mediante un pequeño foso.
Exteriormente el edificio, al igual que ocurre con los demás del paseo Picasso, actúa como cierre del Parque, sentando además las bases de la futura valla del Pase de Circunvalación. Por ello la planta baja se cierra con vidrio, buscando el máximo de transparencia entre calle y parque. El resto de plantas alterna los cerramientos acristalados con los macizos, según el uso interior. Finalmente el edificio se recubre con láminas de madera para protegerse del asoleo, mimetizarse con el arbolado y buscar un sitio propio cerca del umbráculo.